Literatura infantil ha dejado las expectativas
especialmente altas. Ha sido, sin duda alguna, una asignatura para disfrutar.
Lo que más me enorgullece de todo lo relacionado con la asignatura es que,
gracias al hecho de haberme inmerso en ella y sus diferentes metodologías para
llevarla a cabo de forma adecuada en el aula, mis futuros alumnos también van a
disfrutarla. Estoy segura de ello.
Dejando a un lado la literatura, continuamos la
aventura y nos abrimos paso a la Didáctica de la Lengua española. ¿Qué vamos a
descubrir en esta asignatura?
Como se dice comúnmente, no se puede construir una
casa por el tejado. Así pues, nuestro primer bloque nos introduce al lenguaje,
lengua y comunicación oral.
Vamos a trabajar una propuesta de diálogo en el
aula para trabajar la lengua oral. Tras darle diferentes enfoques, pensar bien
qué me gustaría tratar con ellos para su desarrollo y qué tema considero
relevante que los niños comenten alguna vez en su vida, he vuelto a guiarme por
la experiencia y emoción. Son dos factores que siempre me han llevado a obtener
buenos resultados por lo que, ¿por qué no probarlo?
Voy a ponerme en situación, a imaginarme en el
aula con mis alumnos e intentar mediante el desarrollo de esta actividad, que
pueda ser una verdadera puesta en práctica en un futuro próximo.
He seleccionado el curso de 6º de primaria. Aunque el desarrollo del lenguaje continúa
hasta los diez o doce años, los aspectos más importantes se han adquirido en el
momento del ingreso en la escolaridad. En esta etapa concretamente, los niños
no presentan dificultades para comprender ni expresarse en forma
descontextualizada. Son capaces de narrar historias inventadas, organizar una
serie de acontecimientos pasados, darles un tratamiento lógico y explicarlos
según las convenciones lingüísticas formales.
Además, en cuanto a la psicología
evolutiva con el tema seleccionado, nos encontramos con alumnos que tienen una
ensanchada conciencia. Es cierto que procuran buscar la aprobación de los demás,
pero ya no muestran egocentrismo tan ingenuo y son capaces de considerar a sus
mayores, incluso a sí mismos, con cierta objetividad. En circunstancias
favorables, el niño de doce años resulta una excelente compañía para conversar.
Por otro lado, el tema, está expuesto más
adelante. Para descubrirlo, solo hay que comenzar a leer…
Estamos en el colegio Salvador Dalí. Son las ocho
y media de la mañana y los alumnos comenzarán a llegar pronto ya que las clases
comienzan a las nueve. Hoy tenemos de nueve a once dos horas de lengua
castellana. Cada quincena, organizamos normalmente los lunes un diálogo oral en
gran grupo. Digo normalmente ya que a veces cambiamos de día. Todos los que
trabajamos en el ámbito educativo sabemos que nunca podemos ser estrictamente
organizados por los imprevistos que van surgiendo. Espero un poco y cuando quedan
cinco minutos para que suene el timbre, voy a por mis alumnos.
Este año soy tutora de un grupo de niños de 6º de
primaria. Somos 22 por lo que en el aula funcionamos bastante bien. Además, son
unos alumnos excelentes en cuanto a compañerismo, se nota que la mayoría llevan
juntos varios años y han primado los valores humanos a los académicos. Chapó
por mis anteriores compañeros y compañeras.
Todos saben que hoy lunes toca diálogo. Están
ansiosos por saber qué tema vamos a tratar, pero hasta que no estemos en
situación, no se lo digo. Entramos a clase y el encargado de las persianas las
sube, un grupo de alumnos se dispone a colocar la clase modo asamblea. Todos
saben que es día de diálogo. En lo que estoy organizando la mesa, los alumnos
ya están colocados en el suelo sentados con las piernas estiradas, otros con
las rodillas flexionadas y veo diversas posiciones que, desde mi punto de vista
parecen lo más incómodo del mundo pero que, para ellos, es la mejor. Dos
alumnos me preocupan especialmente: Cristina y Manuel. En cuanto a Cristina no
sé si es por timidez o porque aún no he conseguido seleccionar un tema que le
interese realmente. El caso es que no participa. Manuel es todo lo contrario…
No respeta, no escucha y habla continuamente para imponer su punto de vista.
Hoy, ellos dos, son mis retos. Motivar a una y calmar al otro.
Dirijo la vista al frente y los veo a todos
mirándome con los ojos expectantes esperando que les diga qué tema vamos a
tratar. Me encanta. Me dirijo pues, a mi hueco que me han dejado en la
asamblea. Esta vez ha sido Pablo el que se ha acordado. Comienzo a introducirles
en el tema.
Buenos días, chicos. ¿Qué tal habéis pasado el fin
de semana?
Esta pregunta nos llevará a un bien que se
escuchará al unísono. No me quedo ahí. Para romper el hielo y crear un ambiente
de comodidad y confianza, vuelvo a lanzar otra pregunta.
Bien, me alegro. ¿Alguien quiere contar un poco lo
que ha hecho?
Aquí aparece Manuel, como siempre, repitiendo su
“yo, yo, yo, por fi”. Le doy la palabra para que empecemos con buen pie.
Manuel cuenta que ha estado con sus abuelos
pasando el fin de semana. Pone una cara risueña y no dice nada más. Parece que
romper el hielo siempre da vergüenza, incluso a él. Entonces le pregunto, qué
ha hecho con ellos. Y lanzo al resto del grupo la sugerencia de que pregunten a
Manuel si están interesados. Empiezan a preguntarle y cada uno de los que
participa expone algo personal sobre su fin de semana al anterior. Sin embargo,
Cristina no participa.
Una vez conversados diez minutos sobre el fin de
semana, voy desviando a mi clase.
Comento entonces, una nueva técnica que voy a
introducir para promover el buen comportamiento de Manuel y la participación de
Cristina.
Bueno chicos, me alegro mucho de que hayáis
disfrutado e incluso compartido el fin de semana juntos algunos. Os voy a
comentar unos cambios en la actividad, ¿de acuerdo? Vamos a introducir, en el
diálogo, otro pequeño folio además del que tenéis para las anotaciones que no
queréis olvidar durante el mismo.
En ese nuevo folio debéis escribir el nombre de
algún compañero con bolígrafo azul y mostrárselo discretamente como señal de
que piensas que debe participar. Por otro lado, podéis usar el lápiz para escribir
el nombre de algún compañero que, desde vuestra perspectiva, debe relajarse y
escuchar más activamente. Vais a ser vosotros mismos los responsables de que
todo el grupo participe así que, por favor, procurad ser responsables.
Solo podéis utilizar la técnica del folio con un
nombre, ¿de acuerdo? Ya sea para motivarlo o para recordarle que debe
relajarse. Recuerdo, procurad ser discretos, no hace falta que os vea toda la
clase levantando el folio. Con que lo vea a quien es dirigido, es más que
suficiente. Después comentaremos de manera grupal si os ha parecido bien y
habéis sido justos.
Esta nueva técnica la llevaremos a cabo a partir
de la segunda mitad de clase, ¿de acuerdo? Yo os avisaré. Así evitaremos
distracciones innecesarias y llevaremos a cabo un diálogo fluido y
enriquecedor.
Una vez explicada y teniendo a mano vuestro
segundo folio con lápiz y bolígrafo, os hago un recordatorio de las normas,
¿vale? Como están en el corcho de la parte final, procedo a leerlos:
- Debemos escuchar activamente a los compañeros. Así, el hilo de la conversación no lo pierdes y podrás realizar aportaciones interesantes.
- El respeto es fundamental para un diálogo eficiente.
- Debemos intervenir en las aportaciones de nuestros compañeros para observar diferentes puntos de vista.
- Procurad poneros en el lugar del otro. No todos tenemos la misma soltura en este tipo de actividades, seamos conscientes y ayudémonos unos a otros para mejorar.
Teniendo todo explicado ya, los pongo en situación
real.
-
Ahora
vamos a comenzar la actividad, ¿de acuerdo? Como ya sabéis, el respeto al
hablar y escuchar es indispensable, sino no vamos a disfrutar la actividad como
se merece. Por otro lado, vamos también a incluir una novedad hoy y va a
basarse en un juego de rol. Cuando lleguemos al momento os explicaré más
detalladamente. Recordad que podéis tener un folio para escribir y hacer
anotaciones sobre los comentarios del resto de compañeros para que no se os olvide
y así las comentemos todas, a ver por dónde nos va llevando la conversación.
No quiero entretenerme más, así que aquí os
comento el tema:
¿Podría un alumno con discapacidad motora estar en
este colegio? ¿Y en esta clase?
Entendemos discapacidad motora aquella que impone
limitaciones a una persona a la hora de realizar actividades propias a su edad.
Por ejemplo, chicos: personas en silla de ruedas, personas que les falta un
brazo, una pierna… Son alguno de los ejemplos de personas con discapacidad
motora.
Comienzan la mayoría a escribir en sus papeles lo
que consideran relacionado y relevante a lo que acabo de decir. Otros miran al
horizonte como si estuviesen pensando profundamente en cómo abarcar este tema.
Otros se miran entre ellos diciendo directamente que sí, pues claro. Veo, en
definitiva, de todo. Me fijo especialmente en Cristina y Manolo. Ella no
escribe nada, solo mira de reojo al resto. Manolo ya está comentándolo con Juan
el compañero de al lado. No hay manera.
Posteriormente, empiezan a dialogar en gran grupo
y aportar sus opiniones, todos parecen trabajar sorprendentemente bien incluso
Manuel, parece que la técnica del folio le ha intimidado un poco. Sin embargo, Cristina,
a pesar de que está pendiente de lo que sus compañeros aportan, sigue sin
lanzarse a hablar. Entonces Clara, una compañera que ya ha hablado varias veces
y está a su lado, le muestra el folio con su nombre escrito con bolígrafo azul
motivándola a hablar. Muy bien hecho por parte de Clara, justa y discreta.
Cristina me mira por si no me he dado cuenta, pero sabe que ahora debe hablar.
Los alumnos están comentando que sí, que no habría
ningún problema porque el colegio tiene rampas y ascensores, entonces Cristina
levanta la mano e interviene.
Es cierto, pero ¿qué ocurriría con la asignatura
de educación física para ese alumno?
Todos se quedan en silencio. Ninguno se lo había
planteado anteriormente. Todos hablan de rampas y accesibilidad física. En este
momento veo cómo algunos comienzan a escribir en los papeles de anotaciones,
otros no saben cómo contestar a eso y esperan respuestas para reelaborar sus
ideas previas…
Muy buena pregunta, Cristina. ¿Qué pensáis,
chicos?
La felicito, y parece satisfecha. Creo que este
tipo de reconocimientos le llevan a querer participar de forma más activa.
En este momento, Manuel con lo bien que se estaba
comportando suelta un comentario inapropiado:
Pues yo creo que no pasaría nada, ese niño se
queda sin hacer educación física y listo.
Inmediatamente Manuel recibe la visión de tres
folios alzados con su nombre a lápiz. Él también me mira por si, con suerte, no
me he dado cuenta. Agacha la cabeza dándose cuenta de que esa aportación era
innecesaria puesto que no ha sido realizada correctamente y se corrige el
mismo.
Perdón, y gracias por la llamada de atención. Lo
que quiero decir es que creo que ese niño no podría realizar la asignatura por
sus limitaciones. Y puede que, si la realizase, nuestra clase no podría hacer
las actividades que ahora hacemos.
Todos vuelven a pensar, se ha llevado a otro punto
de vista la conversación y me encanta. Por eso mismo, decido participar un poco
y lanzar varias preguntas de andamiaje:
- ¿Qué soluciones podríamos darle a esta situación?
- ¿Qué otras limitaciones puede encontrarse este alumno en su vida diaria?
- ¿Conocéis a alguien cercano con esta discapacidad? ¿Cómo creéis que puede sentirse cuando solo existen barreras a su alrededor?
- ¿Os gustaría tras lo comentado, vivir la experiencia de tener un alumno con discapacidad motora en el aula? ¿Por qué?
La dinámica de los folios ha funcionado
sorprendentemente bien. Creo que el tema con el que he insertado esta técnica
ha provocado que los alumnos estén más atentos al mismo y su sensibilidad al
tratarlo. No han estado tan pendientes de quién escribe el nombre de
quién. Hay que tener cuidado con esto y
en el momento en el que se excedan avisarlos de que no están realizándolo
correctamente. Los niños son más capaces de lo que creemos. Me encantaría
llevar a cabo una conversación así para aprender de ellos. Su inocencia, en la
mayoría de las veces, nos genera nuevos puntos de vista que habíamos descartado
desde un principio.
Finalmente, les comento para finalizar la
actividad del diálogo que se pongan en grupos de cuatro personas en los que a
uno de ellos les falte una o las dos extremidades. Este sería el juego de
rol. Deben mostrar a sus compañeros cómo
sería una actividad cotidiana. Pretendo con esto, tras lo hablado en clase, que
vean la realidad de estas situaciones y si sus aportaciones eran acordes a
ella. Finalmente volveremos al modo asamblea para hacer una reflexión grupal
sobre cada una de las actuaciones. En este punto lo que quiero es que, tras lo
dialogado y experimentado con el juego de rol, los alumnos voluntariamente
expresen cómo se ha sentido, qué les ha llamado la atención, qué consideran
relevante… En definitiva, quiero saber qué han experimentado durante la clase
de hoy.
En cuanto a la evaluación, considero que no debe haber una calificación cuantitativa,
puesto que el objetivo que se persigue es que los niños desarrollen el interés
y el gusto por hablar e interactuar. En ningún momento se buscará que esta
actividad sea una carga académica más para el alumno, sino todo lo contrario;
se buscará que el niño disfrute mientras participa. Por esto, mediante la
observación y la anotación por parte del maestro sobre referencias o
peculiaridades que consideremos relevantes, además de los intercambios orales
que se produzcan en clase durante la dinámica, se llevará a cabo la evaluación.
Estas evaluaciones, según su resultado, finalizarán con un apto o no apto junto
a diversas observaciones y comentarios siempre enfocados a la mejora del
alumno.
Para ello, dispondré de una rúbrica para evaluar a los
alumnos de la siguiente manera:
Excelente
|
Bien
|
Regular
|
Poco
|
|
Respeta el turno de palabra de sus
compañeros
|
||||
Participa en el diálogo
|
||||
Escucha activamente
|
||||
Tiene un buen comportamiento en el
aula
|
||||
Realiza una actividad satisfactoria
|
Tendremos además en cuenta otros aspectos relevantes mediante esta otra rúbrica que me ha parecido bastante útil para lo que estamos trabajando:
Además, al finalizar la actividad les pediré a los alumnos
que rellenen esa misma rúbrica a modo de autoevaluación. Será, por tanto, de la
siguiente manera:
Excelente
|
Bien
|
Regular
|
Poco
|
|
Respeto el turno de palabra de mis
compañeros
|
||||
Participo en el diálogo
|
||||
Escucho activamente
|
||||
Tengo un buen comportamiento en el
aula
|
||||
Realizo una actividad satisfactoria
|
Como he mencionado previamente, he encontrado gracias a los blogs de mis compañeros otra rúbrica con aspectos necesarios a tener en cuenta por parte del alumnado por lo que considero que deberán, además de rellenar la correspondiente al comportamiento y normas, completar la que evalúa realmente su actividad.
Finalmente,
todos comentaremos la actividad en grupo para observar percepciones generales,
comentarios del alumnado y así siempre mejorar para la siguiente.
Por último, en
cuanto a mí, pondré por escrito los fallos que he ido observando y las mejoras
que podrían realizarse para futuras sesiones. Además, me cuestionaré con
preguntas del tipo:
- ¿Ha sido apropiado el tema seleccionado?
- ¿Han reaccionado bien los alumnos a la técnica del folio?
- ¿El interés generado y participación, han sido adecuados?
- ¿Qué me ha faltado en esta sesión? ¿De qué podría prescindir en la próxima?
Y así,
reflexionar yo misma para ejecutar la próxima actividad mejor aún para un
desarrollo correcto de mi alumnado en cuanto a la lengua oral.
Conclusión
La realización
de esta actividad me ha motivado e incentivado bastante a querer mejorar este
aspecto. En un primer momento seleccionar el tema, como ya me ha ocurrido
varias veces con otras elecciones, me ha supuesto un gran esfuerzo. Siempre
siento mucho miedo a no estar a la altura de mi alumnado. Seleccionar un tema
supone conocerlos e intentar que no sea algo aburrido, la motivación en la
educación es indispensable. Guiándome por mis prácticas, por mi experiencia
personal y por lo que me ha movido por dentro, así ha sido el resultado.
Cuando era
alumna nunca se trabajó el lenguaje oral en el aula. Es una carencia que aún me
duele ya que me hubiese evitado cantidad de situaciones embarazosas. Mis
alumnos no van a tener que pasar por eso, o por lo menos, tendrán estrategias
asimiladas inconscientemente para llevarlas a cabo.
He decidido
realizar la actividad como si me introdujese de lleno en mi futura aula puesto
que es así como lo he sentido al leer la actividad. Me veía en el aula, con
esos dos alumnos que son retos educativos para cualquier futuro maestro, y me
veía aplicando lo aprendido en este tema. El hecho de diferenciar diálogo y
debate me ha generado especial dificultad. En un principio, mi actividad
parecía más un debate que un diálogo por lo que me decanté por reelaborarla y
hacerla como es un diálogo, con los niños hablando, puesto que así se aprende a
hablar, junto a la maestra mediando y la escuela escuchando, como bien dice
Mari Carmen Díez.
He descubierto
mediante esta actividad la dificultad de organizar una dinámica de este tipo y,
además, de cómo solucionar problemas con alumnos como el que se nos exige en
esta actividad. En cuanto a cómo trabajarlo he investigado y pedido opiniones.
Aun así, ninguna me convencía. Sin embargo, no sé por qué me vino a la cabeza
esta idea que consideré efectiva y que podía funcionar. Por tanto, he decidido
realizar la técnica del folio puesto que, desde mi punto de vista, otorgar
responsabilidad al alumnado siempre trae beneficios. Rompemos la barrera de
alumno – maestro ya que no siempre es el docente el que regaña o corrige y, por
otro lado, los alumnos son críticos y responsables. ¿No son aspectos necesarios
para un futuro? ¿Y no es la educación, futuro? Desde mi firme opinión, por
supuesto que sí.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:
- Gesell, A., Ilg, F. L., Bates, L. Bullis, G. E. (1977) El niño de 10 a 16 años. (Edición revisada). España: Paidós.
- Labajo, M. T. (n.d). Apuntes de didáctica de la lengua española, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es
- Vilà, M. (2011). Seis criterios para enseñar lengua oral en la educación obligatoria, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es
- Temas para la educación. (2011). Revista digital para la enseñanza, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es
- Jiménez, J. R. (2010) Evaluación de la competencia comunicativa, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es
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