lunes, 30 de octubre de 2017

Cuéntame un cuento...




Cuéntame uno de esos cuentos que me haga sentir que soy la protagonista de una aventura en la serranía de Ronda. Uno de esos que me encoja el corazón cuando fallezca un ser querido del protagonista. U otro que me lo vuelva a encoger cuando resucite.
Cuéntame un cuento en el que el amor todo lo puede, son felices, y comen perdices. O uno de esos en los que por mucho amor que sienta un soldadito de plomo, no haya posibilidad de un final feliz. Cuéntame un cuento en el que me creo la princesa del Reino y me siento orgullosa de mi astucia para sobrevivir. O uno de esos que reflejen lo ignorante que puede llegar a ser el ser humano… Pero cuéntamelo, no me lo leas. Vívelo, exprésate al máximo, cambia las voces de los personajes, entona, desentona y sobre todo… Disfruta contándomelo.


Los textos folclóricos… Cuánto creemos conocer y cuánto nos queda por descubrir. Este recurso tan enriquecedor para el aprendizaje se encuentra totalmente desaprovechado en las aulas de hoy en día. Dos aspectos fundamentales a desarrollar en la etapa de primaria son la comprensión oral y la intimidad emocional. Siendo este recurso una herramienta clave para llevarlos a cabo… ¿Qué estamos haciendo?


Estos textos no son propiamente infantiles ni didácticos. Son sueños, deseos y aspiraciones de las personas que convivían en una sociedad clasista. Su cometido principal era y es entretener. Los cuentos folclóricos son una riqueza máxima en el ámbito de la literatura de nuestras culturas. Es la historia hecha cuento, leyenda e incluso canción. Es donde expresaban de manera directa o indirecta, narraciones con millones de detalles y perspectivas que nos permiten acercarnos un poco a cómo hemos sido. No desde el punto emocional sino del cotidiano. Por eso mismo, debemos contárselo a los niños tal y como nos lo han contado, sin modificaciones e intentando recrear la versión más antigua del cuento. Así, los niños podrán aproximarse a la historia que está siendo contada y sentirla, vivirla. Podrán pensar en qué personaje de la historia quieren ser, teniendo en cuenta el hecho de que no se identifican con ellos sino que son aspiraciones puesto que como hemos comentado previamente, los cuentos folclóricos no son infantiles y, sus personajes, suelen ser más cuerdos con un público adolescente – juvenil.
En un principio tenía claro que clase de cuentos seleccionar para la actividad. Tres de diferentes culturas. Un cuento europeo, otro africano y por último uno asiático. A medida que he ido leyendo y pensando cómo estructurarlo he ido cambiando de opinión varias veces. Conforme leía, seleccionaba y cambiaba de idea me he dejado guiar por la parte emocional sobre qué textos seleccionar. Este, finalmente, ha sido el resultado:



Los cuatro hermanos ingeniosos



Durante el desarrollo de este bloque en el aula, hemos comentado diversos cuentos y nuestra profesora nos hizo ver otra perspectiva de algunos de ellos. Al investigar sobre qué cuento realizar mi actividad en el aula y cambiar varias veces de opinión, me he encontrado con “los cuatro hermanos ingeniosos”.
En diferentes sesiones de clase hemos hablado sobre las recopilaciones de grandes autores, los hermanos Grimm entre otros.
Los cuatro hermanos ingeniosos era un cuento desconocido para mi. Fue simplemente el título el culpable de despertar mi curiosidad. Supongo que el sentimiento de afectividad que siento hacia mi hermana fue la razón definitiva que me hizo decantarme por un cuento así. Al reencontrarme con los cuentos folclóricos, he recordado a mi padre contándonoslos y cambiando las voces para situarnos en cada uno de los personajes que intervenía en la historia. He recordado lo nerviosa que me ponía al pensar que iban a descubrir a caperucita roja o a ricitos de oro. He recordado incluso cuando me enfadaba porque mezclaba el cuento de caperucita roja con el de los siete cabritillos y no era capaz de terminar de contarlo. Ahí me he dado cuenta que quería utilizar este cuento. Como he expresado previamente, he priorizado la parte emocional porque sé que ya tengo un aspecto positivo a la hora de contar el cuento. No es lo mismo contar un cuento cuya historia no te ha transmitido demasiado, que contar uno que por alguna razón ha movido sentimientos internos y además los ha reforzado con otro punto de vista en cuanto a los textos folclóricos. ¿Qué más podrían enseñarme los niños sobre los cuatro hermanos ingeniosos?

El curso para el que seleccionaría el texto es 3º de primaria, es decir 8 – 9 años.  En estas edades consideramos al niño como persona según las normas adultas y relaciones adulto – niño, es decir, uno es capaz de conversar con un niño de 8 años con menor condescendencia. Tanto nosotros, los adultos, como ellos, somos conscientes de que el niño está creciendo.
Hay en esta etapa del desarrollo evolutivo una creciente energía del niño sumada a un gran impulso por la indagación y curiosidad. Comienza a sentirse parte de las conversaciones siendo capaz de escuchar atentamente y fijándose en expresiones faciales para buscar señales que le orienten en el ambiente social.
De manera inconsciente, va creando su posición dentro de sus círculos. Hogar y escuela en estos casos. Su sensibilidad se incrementa y no le gusta que le digan qué debe hacer.
En esta etapa, los niños comienzan a percibir los contextos, las consecuencias de los actos y es capaz de extraer conclusiones. Comienza a verse a sí mismo como una persona entre personas, obrando, participando y disfrutando de la vida. 

En este caso, no realizaría ninguna modificación en relación con la historia del texto. Por otro lado, tendría especial cuidado con el lenguaje del cuento ya que podemos encontrarnos con adjetivos o formas verbales que los niños desconozcan y provoquen que se desvíen de la historia. Es esencial mantener su atención fija en nosotros, los narradores. Ningún aspecto puede ser objeto de distracción.

La clase se colocará en la disposición “hora del cuento”. Utilizaría esta terminología para que los niños asocien qué es lo que vamos a hacer y comiencen a preparar su mente para disfrutar. Deberán retirar las sillas y los pupitres para colocarse como les apetezca. En círculo, cada uno acomodado en un lugar de la clase, sentados en el suelo, tumbados, apoyados en la pared… Como sea pero que estén cómodos. Antes de ambientar la clase a la hora cuento, realizaremos una introducción. Tendremos en la mesa del maestro tizas de colores y cinco tarjetas. Pediremos voluntarios para que uno a uno vayan saliendo, cogiendo una tarjeta y dibujando lo que especifique la tarjeta. En las cinco tarjetas encontraremos las siguientes instrucciones:

  •   Un ladrón.
  •   Un astrólogo.
  •  Un cazador.
  •  Un sastre.
  •  Una princesa.

En el caso que el niño no sepa lo que son alguno de los oficios anteriores, lo ayudaremos a descifrarlo dándoles una breve definición abierta para que lo dibuje como él lo interprete.
La única norma será que no calquen al dibujo de su compañero anterior, que intenten darle su esencia con cualquier detalle. Es cierto que al decirnos que dibujemos una persona todos tenemos un esquema mental similar de cómo hacerlo. Aún así, creo que los niños son capaces de romper ese esquema que tantas veces nos ha condicionado y frenado, si se les da la libertad de personalizar su propio dibujo.
Una vez dibujados el ladrón, el astrólogo, el cazador, el sastre y la princesa, preguntaremos a nuestros alumnos cómo piensan que es el cuento que vamos a contar. Debemos escoger cuentos que descoloquen a nuestros alumnos para no encontrarnos con la situación en la que toda la clase conoce ese cuento. La magia de los cuentos folclóricos son sus diferentes versiones por lo que también podemos encontrarnos situaciones en las que los alumnos creen saber el cuento y se sorprenden durante la narración del mismo puesto que no es la que ellos conocían. Si nos encontramos en una situación similar, le pediremos a ese alumno que nos haga una breve introducción sobre lo que trata el cuento mediante los dibujos realizados previamente en la pizarra. El alumno puede únicamente dibujar flechas, uniones y un símbolo que considere apropiado… Nunca palabras. Realizada ya esta actividad previa, procederemos a narrar el cuento.

Las persianas estarán bajadas a la mitad, permitiendo a la luz del sol entrar de forma tenue y acogedora. Introducción hecha, alumnos sentados cómodamente, persianas colocadas... Solo falta la maestra. Me colocaré encima de una mesa de las apartadas antes al indicar que era la hora del cuento. Así, todos los alumnos podrán verme sin dificultad, aunque no hará falta. Simplemente deben escuchar. En el momento de contar el cuento pueden incluso cerrar los ojos para imaginar mejor si lo desean. Estando yo colocada, ya estamos listos.
El cuento tiene una extensión corta por lo que no creo que llevase más de una sesión contarlo. Si nos extendiésemos en la introducción y colocación del aula, continuaríamos en la siguiente sesión haciendo previamente un recordatorio de lo realizado el día anterior y contando de manera resumida el cuento hasta donde hubiésemos llegado. Esto es tarea de los niños. Cualquiera de ellos, voluntario, se encargarán de explicarlo y resumirlo de la forma más adecuada posible. Será más cercano y los niños se sentirán protagonistas, hecho que en estas edades, les encanta.

Al finalizar de contar el cuento procederemos al cuentofórum. Subiremos la persiana un poco para ser conscientes de que estamos en la segunda parte de la actividad. Los alumnos comenzarán a colocarse en círculo para poder verse todos las caras al intervenir. Los maestros debemos ser muy cautos y concisos en esta parte de la actividad puesto que hay gran cantidad de detalles a tener en cuenta. Como bien hemos visto en el apartado 2.6 del bloque 2 , “uso de los cuentos folclóricos. Selección y adaptación”, el simbolismo del cuento es esencial para formular preguntas elocuentes. Nunca debemos usarlo para contárselo a los niños, son ellos los que deben interpretarlo.

En el caso de los cuatro hermanos ingeniosos y con el proceso realizado previamente, las preguntas que realizaría a mi clase serian las siguientes:

  • ¿Cómo pensáis que se sintieron los hermanos al decirle su padre que deben irse de casa para buscarse la vida?
  • ¿Qué haríais si os encontraseis en la situación similar de abandonar vuestra familia a la fuerza?
  • ¿Creéis que fue fácil para ellos aprender los oficios?
  • ¿Son los cuatro hermanos, como bien indica el título, ingeniosos? ¿Por qué si/no?
  • ¿Qué pensáis de la manera en la que rescatan a la princesa?
  • ¿Y por último, pensáis que han hecho bien en aceptar no casarse con la princesa por muy enamorados que estuviesen? ¿Por qué si/no?



Al finalizar las preguntas, les pediría que por grupos de cinco personas pensasen en una palabra que resuma para ellos el cuento narrado. Una vez pensadas, pondríamos en común esas palabras para ver cómo ha sido el proceso de cada uno en cuanto asimilación del cuento. Cada grupo nos explicaría cómo han llegado a esa palabra y el porqué de su elección definitiva.

Esta dinámica de cuento es larga puesto que el texto no es muy extenso. Sin embargo, el simbolismo que envuelve el cuento es bastante claro y puede dar mucho juego a la interpretación para la mente de los alumnos en estas edades. Cuatro hermanos forzados a abandonar su hogar, inmersos en su viaje iniciático fuera de casa, buscan oficio para ganarse la vida, se forman como personas adultas y vuelven a reencontrarse. Los niños, en esta etapa, están experimentando el hecho de sentirse adultos y completamente autónomos.
Una vez consideran alcanzada su personalidad íntegra, los cuatro hermanos se disponen a cumplir con su deber en la aventura del rescate de la princesa. Finalmente, todos en conjunto priorizan la felicidad común entre hermanos ante cualquier amenaza de disputas.

¿Y los niños?, ¿Cómo lo interpretan ellos? Será únicamente dependiendo de sus respuestas en el cuentofórum cuando podamos hacernos una idea de cómo han asimilado el cuento y cómo lo han sentido. Sin duda alguna lo llevaré a mi aula en un futuro para ver las diferentes respuestas y sensaciones.

La Virgen y el bandolero


El siguiente texto ha sido seleccionado también en base a mis sentimientos emocionales. Esta vez, por mi tierra. Es una leyenda popular de la que me atrevería a decir que todos los años, o casi todos en Semana Santa, escucho algo de ella. Por eso mismo, conocía la historia del bandolero y la Zamarrilla de oída. Como en mi familia no hay nadie más malagueño y cofrade que mi abuelo, acudí a él. Ha sido quien se ha encargado de contármela completa y además bastante bien. El enlace aportado es la leyenda tal y como me la contó mi abuelo.
Tengo que admitir que no esperaba que él supiese narrar historias de esa forma. Supongo que tratándose de unos tema que le encantan, bandoleros y religión, no le resultó difícil transmitírmela.

En este caso, el texto folclórico lo destinaría a 6º de primaria, es decir 11 – 12 años. Utilizaría este curso ya que la mayoría tendrían un conocimiento previo sobre las leyendas y sobre todo las de tipo religioso. Además, los temas, situaciones, valores y contravalores que encontramos en este texto los considero comprensibles alrededor de esta edad, donde tienen un conocimiento más firme sobre diferentes cuestiones.
Esta etapa del desarrollo evolutivo podríamos caracterizarla por ser un proceso de transición e iniciación. Disfrutan de la total autonomía, sienten en su propia personalidad una nueva expansión, es decir, un nuevo resurgir de lanzarse a lo desconocido para conocerlo, un humor variable… Un atractivo por el razonamiento y la responsabilidad se convierten en latentes. El niño en esta etapa no es un adulto en miniatura ni una copia. Simplemente guarda modos de pensar, sentir y actuar que se asemejan a la mentalidad madura. Su nueva visión de las cosas involucra una capacidad de maduración, a la vez que va descubriendo su crecimiento mental proyectándose hacia el futuro.

Por eso mismo, esta historia no generaría tanta confusión en el alumnado y se centrarán más en disfrutar la historia que buscar una explicación.

Seguiría usando la técnica de “hora del cuento” para ambientar y colocar la clase como expliqué previamente. Sin embargo, esta vez las actividades previas las haría de forma diferente.
En primer lugar antes de comenzar el cuento les mostraría una foto de un bandolero. Si hubiese pizarra digital la mostraría ahí, si no, fotocopiaría la imagen en un folio y se las daría para que las fuesen pasando. Una vez abierto el misterio, comenzaría a narrar el texto sin contarles a qué corresponde aquel hombre visualizado en la foto. Seguiría llevando a cabo la dinámica y procedería a narrarles la leyenda sentada sobre las mesas mientras ellos están cómodos acoplados por la clase.

Una vez planteado y supuesto el misterio de la foto y haberles expuesto el texto folclórico, procedería a realizarle las siguientes preguntas:
  • ¿Si pudieseis ser un bandolero, cómo os definiríais?
  • ¿Por qué creéis que existieron los bandoleros y fueron numerosos en su época?
  • ¿Justifica el fin de los bandoleros sus hechos? ¿Os recuerdan a alguien hoy en día?
  • ¿Os gustaría ser un bandolero en la actualidad? ¿Por qué si/no?
  • ¿Qué creéis que sintió el bandolero al ver el cambio de color de la rosa?
  • ¿Cómo consideráis estas leyendas? ¿Mágicas, falsas, intrépidas, curiosas, interesantes…?


Cerraría la actividad preguntando a los alumnos si conocen alguna historia más sobre bandoleros o creen que sus familiares pueden conocer alguna. Así, de forma voluntaria, quien quisiese, tendría la oportunidad de contarla a sus compañeros en la próxima hora del cuento.






Por último, tenía planteado usar un cuento africano para llevarlo a cabo en clase. Una amiga iba a proporcionármelo de primera mano de un ciudadano de Nikki, Benin. Finalmente no he podido conseguirlo por diferentes motivos. Aún así, no quería quedarme con ganas de investigar sobre el folclore en otras culturas. Por eso mismo, he continuado investigando diversas fuentes y he encontrado uno que he considerado bastante interesante para llevarlo a cabo en el primer ciclo de primaria. Además, he tenido la suerte de  vivir de forma cercana la experiencia de un voluntariado en África. Creo que su manera de hablarme sobre esta cultura ha sido determinante en cuanto a mi elección.

El espíritu del árbol


Al leer el cuento, no he podido parar de pensar en su simbología y lo completo que lo considero para introducir a los alumnos por primera vez en el mágico mundo de los cuentos. Es cierto que en este cuento sí que realizaría modificaciones. No de la historia sino simplemente en adición y adecuación del lenguaje.
Al ser un cuento africano, sería más descriptiva en cuanto al entorno en el que se desarrolla la historia con mis alumnos. Mi objetivo es que se trasladen a África y sean conscientes de la maravilla de naturaleza que hay allí. Siendo honesta, los restos que quedan de ella por las circunstancias actuales. Dejando esto a un lado, omitiéndolo, les introduciría en un paraíso terrenal. Y quiero que ellos intervengan en el cuento esta vez. Que me digan qué más quieren añadir al paisaje. Y a partir de ahí continuar la historia.

En este caso destinaría el cuento a alumnos de 2º de primaria, es decir, 7 – 8 años. En el desarrollo evolutivo de estas edades podemos afirmar el apego a la madre. Un apego emocional que implica considerar el saber que ella siempre estará ahí para ayudar. Se encuentra en una etapa de asimilación donde es susceptible a elogios y sensible a desaprobaciones. Su sentido ético es aún inmaduro pero el proceso de asimilación lo esta forjando. El niño necesita una orientación selectiva para poder hacer justicia a sus pensamientos internos. Intelectualmente comienza a mostrarse más expansivo. Sienten simpatía innata por el conocimiento de otras culturas, esto se debe a la honestidad natural de la niñez.

Está desarrollando un proceso de cambio que puede generarle cierto desconcierto. Es una edad complicada puesto que entre los 7 – 8 años hay diferencias por ser un proceso de asimilación. Podemos encontrarnos en el aula niños bastante avanzados en su desarrollo evolutivo o niños estancados en su infancia.



Para el desarrollo de la actividad, realizaríamos la dinámica de la “hora del cuento”. Esta vez añadiremos a lo mencionado previamente música relajante africana con sus instrumentos típicos para reforzar el ambiente. Los niños deben hacer un esfuerzo por trasladarse a África y yo les ayudaré a ello. Teniendo la clase preparada, les preguntaré qué saben sobre África y, a partir de esas ideas previas, comenzaré la historia con la voz media baja, siendo esa la voz característica del narrador.
Ellos, los alumnos, comenzarán a ayudarme a ambientar el contexto en el que se desarrolla la historia levantando la mano y añadiendo todos los aspectos que consideren a su paisaje. Tienen que hacerlo suyo y disfrutarlo. Su cuento. Las voces de los diversos personajes serán diferentes según a quien corresponda. Y así ayudaremos a los niños a no perderse y seguir el hilo del cuento.
Una vez finalicemos de contar la historia, pasaremos a la segunda parte de la dinámica. La música seguirá sonando, las persianas se subirán un poco y los alumnos se sentarán en círculo. En este momento, procederé a realizarle diferentes preguntas:
  • ¿Creéis que la muchacha tenía miedo?
  • ¿Alguna vez habéis sentido que os quitaban algo a lo que teníais mucho aprecio, como el árbol o el riachuelo de la muchacha? ¿Qué hicisteis?  
  • ¿Cómo pensáis que se sentía la muchacha cuando el cazador la encontró en el bosque?
  • ¿Qué haríais si se os acerca alguien desconocido que os quiere ayudar y proteger?
  • ¿Creéis que la muchacha hace bien casándose con el cazador?

Finalmente, dejaría un tiempo para que comentasen algún aspecto que les hubiese llamado la atención y explicasen el por qué. Es un cuento el cual concierne una simbología típica, fantástica para introducir a los niños. Muchacha huérfana encuentra su verdadero hogar cerca de su madre fallecida y se lo arrebatan continuamente. Finalmente, llega una persona para salvarla y alejarla de todo lo malo que conllevó la muerte de su madre.
Los niños, al ser un tema tan emocional pueden sorprendernos y darnos lecciones de sentimiento y actuación en cuanto a la narración del texto. Estoy segura de que serían capaces de sentir empatía por la muchacha y que estarían deseando la llegada de alguien que pusiese fin a su sufrimiento. Sus respuestas a las preguntas realizadas previamente nos harán ver la simbología del cuento captada por ellos, y puede ser que no tenga nada que ver con la nuestra de percepción adulta. Eso es lo que más me atrae de llevar a cabo esta dinámica en el aula.



CONCLUSION FINAL

Los textos folclóricos han sido un elemento más que olvidado durante mi aprendizaje y desarrollo en la literatura a lo largo de todos estos años. Hasta este mismo año no he vuelto a tener un contacto tan cercano como el que experimentaba cuando no sabía apenas leer. Ahora, con unos cuantos años más, he sido consciente de la cantidad de aspectos que favorece esta valiosa herramienta. La motivación intrínseca, el fomento de la creatividad, aproximación a la cultura… Y toda la psicología y morfología que envuelven los textos a partir de su estructura básica. Esto último no entra dentro del aprendizaje del niño como tal, sino de manera implícita. Esa es la magia de los textos folclóricos. Su capacidad de hacernos a cada uno interpretar de una manera diferente esa historia que alguien una vez puso en común expresando sus deseos y aspiraciones, para entretener al entorno que lo rodeaba.
Durante el desarrollo de esta actividad me he reencontrado con clásicos que me han generado cierta melancolía al haberlos dejado en el olvido. ¡Con lo que disfruté con ellos no hace tanto! Además, he descubierto un gran abanico de textos que nunca pensé que fuesen folclóricos. Mi repertorio sin duda alguna se ha ampliado de manera considerada.
Otro aspecto que me gustaría destacar es la dificultad con la que me he encontrado al realizar las preguntas para las actividades. Parecía muy fácil cuando te contaban cómo hacer un cuentofórum. Pero, ¿y todo lo que viene detrás de esas preguntas? Hay que abarcar lo máximo posible para que los niños además de disfrutar, adquieran e interpreten personalmente el simbolismo. Que salgan de clase pensando: “quiero ser como el cazador que salva a la muchacha de la madrastra.” “¡Quiero ser tan ágil que pueda coser unos huevos y hasta los polluelos que haya dentro!”
Quiero en definitiva, al realizarles esas preguntas, ver qué han entendido y cómo lo han relacionado con su realidad.
Sin duda alguna, no es tarea fácil. Eso sí, por algo se debe empezar, ¿no?

Érase una vez… 


BIBLIOGRAFÍA


  • Bettelheim, B. (2006). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. (1ª edición). España: Ares y Mares.
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