lunes, 19 de marzo de 2018

¿Qué pasaría si...?

Literatura infantil ha dejado las expectativas especialmente altas. Ha sido, sin duda alguna, una asignatura para disfrutar. Lo que más me enorgullece de todo lo relacionado con la asignatura es que, gracias al hecho de haberme inmerso en ella y sus diferentes metodologías para llevarla a cabo de forma adecuada en el aula, mis futuros alumnos también van a disfrutarla. Estoy segura de ello.

Dejando a un lado la literatura, continuamos la aventura y nos abrimos paso a la Didáctica de la Lengua española. ¿Qué vamos a descubrir en esta asignatura?
Como se dice comúnmente, no se puede construir una casa por el tejado. Así pues, nuestro primer bloque nos introduce al lenguaje, lengua y comunicación oral.

Vamos a trabajar una propuesta de diálogo en el aula para trabajar la lengua oral. Tras darle diferentes enfoques, pensar bien qué me gustaría tratar con ellos para su desarrollo y qué tema considero relevante que los niños comenten alguna vez en su vida, he vuelto a guiarme por la experiencia y emoción. Son dos factores que siempre me han llevado a obtener buenos resultados por lo que, ¿por qué no probarlo?

Voy a ponerme en situación, a imaginarme en el aula con mis alumnos e intentar mediante el desarrollo de esta actividad, que pueda ser una verdadera puesta en práctica en un futuro próximo.



He seleccionado el curso de 6º de primaria. Aunque el desarrollo del lenguaje continúa hasta los diez o doce años, los aspectos más importantes se han adquirido en el momento del ingreso en la escolaridad. En esta etapa concretamente, los niños no presentan dificultades para comprender ni expresarse en forma descontextualizada. Son capaces de narrar historias inventadas, organizar una serie de acontecimientos pasados, darles un tratamiento lógico y explicarlos según las convenciones lingüísticas formales.

Además, en cuanto a la psicología evolutiva con el tema seleccionado, nos encontramos con alumnos que tienen una ensanchada conciencia. Es cierto que procuran buscar la aprobación de los demás, pero ya no muestran egocentrismo tan ingenuo y son capaces de considerar a sus mayores, incluso a sí mismos, con cierta objetividad. En circunstancias favorables, el niño de doce años resulta una excelente compañía para conversar.

Por otro lado, el tema, está expuesto más adelante. Para descubrirlo, solo hay que comenzar a leer…

Estamos en el colegio Salvador Dalí. Son las ocho y media de la mañana y los alumnos comenzarán a llegar pronto ya que las clases comienzan a las nueve. Hoy tenemos de nueve a once dos horas de lengua castellana. Cada quincena, organizamos normalmente los lunes un diálogo oral en gran grupo. Digo normalmente ya que a veces cambiamos de día. Todos los que trabajamos en el ámbito educativo sabemos que nunca podemos ser estrictamente organizados por los imprevistos que van surgiendo. Espero un poco y cuando quedan cinco minutos para que suene el timbre, voy a por mis alumnos.
Este año soy tutora de un grupo de niños de 6º de primaria. Somos 22 por lo que en el aula funcionamos bastante bien. Además, son unos alumnos excelentes en cuanto a compañerismo, se nota que la mayoría llevan juntos varios años y han primado los valores humanos a los académicos. Chapó por mis anteriores compañeros y compañeras.
Todos saben que hoy lunes toca diálogo. Están ansiosos por saber qué tema vamos a tratar, pero hasta que no estemos en situación, no se lo digo. Entramos a clase y el encargado de las persianas las sube, un grupo de alumnos se dispone a colocar la clase modo asamblea. Todos saben que es día de diálogo. En lo que estoy organizando la mesa, los alumnos ya están colocados en el suelo sentados con las piernas estiradas, otros con las rodillas flexionadas y veo diversas posiciones que, desde mi punto de vista parecen lo más incómodo del mundo pero que, para ellos, es la mejor. Dos alumnos me preocupan especialmente: Cristina y Manuel. En cuanto a Cristina no sé si es por timidez o porque aún no he conseguido seleccionar un tema que le interese realmente. El caso es que no participa. Manuel es todo lo contrario… No respeta, no escucha y habla continuamente para imponer su punto de vista. Hoy, ellos dos, son mis retos. Motivar a una y calmar al otro.

Dirijo la vista al frente y los veo a todos mirándome con los ojos expectantes esperando que les diga qué tema vamos a tratar. Me encanta. Me dirijo pues, a mi hueco que me han dejado en la asamblea. Esta vez ha sido Pablo el que se ha acordado. Comienzo a introducirles en el tema.


- Buenos días, chicos. ¿Qué tal habéis pasado el fin de semana?

Esta pregunta nos llevará a un bien que se escuchará al unísono. No me quedo ahí. Para romper el hielo y crear un ambiente de comodidad y confianza, vuelvo a lanzar otra pregunta.

Esta pregunta nos llevará a un bien que se escuchará al unísono. No me quedo ahí. Para romper el hielo y crear un ambiente de comodidad y confianza, vuelvo a lanzar otra pregunta.

- Bien, me alegro. ¿Alguien quiere contar un poco lo que ha hecho?

Aquí aparece Manuel, como siempre, repitiendo su “yo, yo, yo, por fi”. Le doy la palabra para que empecemos con buen pie.
Manuel cuenta que ha estado con sus abuelos pasando el fin de semana. Pone una cara risueña y no dice nada más. Parece que romper el hielo siempre da vergüenza, incluso a él. Entonces le pregunto, qué ha hecho con ellos. Y lanzo al resto del grupo la sugerencia de que pregunten a Manuel si están interesados. Empiezan a preguntarle y cada uno de los que participa expone algo personal sobre su fin de semana al anterior. Sin embargo, Cristina no participa.
Una vez conversados diez minutos sobre el fin de semana, voy desviando a mi clase.
Comento entonces, una nueva técnica que voy a introducir para promover el buen comportamiento de Manuel y la participación de Cristina.


- Bueno chicos, me alegro mucho de que hayáis disfrutado e incluso compartido el fin de semana juntos algunos. Os voy a comentar unos cambios en la actividad, ¿de acuerdo? Vamos a introducir, en el diálogo, otro pequeño folio además del que tenéis para las anotaciones que no queréis olvidar durante el mismo.
En ese nuevo folio debéis escribir el nombre de algún compañero con bolígrafo azul y mostrárselo discretamente como señal de que piensas que debe participar. Por otro lado, podéis usar el lápiz para escribir el nombre de algún compañero que, desde vuestra perspectiva, debe relajarse y escuchar más activamente. Vais a ser vosotros mismos los responsables de que todo el grupo participe así que, por favor, procurad ser responsables.
Solo podéis utilizar la técnica del folio con un nombre, ¿de acuerdo? Ya sea para motivarlo o para recordarle que debe relajarse. Recuerdo, procurad ser discretos, no hace falta que os vea toda la clase levantando el folio. Con que lo vea a quien es dirigido, es más que suficiente. Después comentaremos de manera grupal si os ha parecido bien y habéis sido justos.

Una vez explicada esta nueva técnica y teniendo a mano vuestro segundo folio con lápiz y bolígrafo, os hago un recordatorio de las normas, ¿vale? Como están en el corcho de la parte final, procedo a leerlos:




  1. Debemos escuchar activamente a los compañeros. Así, el hilo de la conversación no lo pierdes y podrás realizar aportaciones interesantes.
  2. El respeto es fundamental para un diálogo eficiente.
  3. Debemos intervenir en las aportaciones de nuestros compañeros para observar diferentes puntos de vista.
  4. Procurad poneros en el lugar del otro. No todos tenemos la misma soltura en este tipo de actividades, seamos conscientes y ayudémonos unos a otros para mejorar.


Teniendo todo explicado ya, los pongo en situación real.

- Ahora vamos a comenzar la actividad, ¿de acuerdo? Como ya sabéis, el respeto al hablar y escuchar es indispensable, sino no vamos a disfrutar la actividad como se merece. Por otro lado, vamos también a incluir una novedad hoy y va a basarse en un juego de rol. Cuando lleguemos al momento os explicaré más detalladamente. Recordad que podéis tener un folio para escribir y hacer anotaciones sobre los comentarios del resto de compañeros para que no se os olvide y así las comentemos todas, a ver por dónde nos va llevando la conversación.
No quiero entretenerme más, así que aquí os comento el tema:
¿Cómo sería el día a día en este colegio para un alumno con discapacidad motora?
Entendemos discapacidad motora aquella que impone limitaciones a una persona a la hora de realizar actividades propias a su edad. Por ejemplo, chicos: personas en silla de ruedas, personas que les falta un brazo, una pierna… Son alguno de los ejemplos de personas con discapacidad motora.


Comienzan la mayoría a escribir en sus papeles lo que consideran relacionado y relevante a lo que acabo de decir. Otros miran al horizonte como si estuviesen pensando profundamente en cómo abarcar este tema. Veo, en definitiva, de todo. Me fijo especialmente en Cristina y Manolo. Ella no escribe nada, solo mira de reojo al resto. Manolo ya está comentándolo con Juan el compañero de al lado. No hay manera.

Posteriormente, empiezan a dialogar en gran grupo y aportar sus opiniones, todos parecen trabajar sorprendentemente bien incluso Manuel, parece que la técnica del folio le ha intimidado un poco. Sin embargo, Cristina, a pesar de que está pendiente de lo que sus compañeros aportan, sigue sin lanzarse a hablar. Entonces Clara, una compañera que ya ha hablado varias veces y está a su lado, le muestra el folio con su nombre escrito con bolígrafo azul motivándola a hablar. Muy bien hecho por parte de Clara, justa y discreta. Cristina me mira por si no me he dado cuenta, pero sabe que ahora debe hablar.
Los alumnos están comentando que sí, que no habría ningún problema porque el colegio tiene rampas y ascensores, entonces Cristina levanta la mano e interviene.

Es cierto, pero ¿qué ocurriría con la asignatura de educación física para ese alumno?


Todos se quedan en silencio. Ninguno se lo había planteado anteriormente. Todos hablan de rampas y accesibilidad física. En este momento veo cómo algunos comienzan a escribir en los papeles de anotaciones, otros no saben cómo contestar a eso y esperan respuestas para reelaborar sus ideas previas…


- Muy buena pregunta, Cristina. ¿Qué pensáis, chicos?

La felicito, y parece satisfecha. Creo que este tipo de reconocimientos le llevan a querer participar de forma más activa.
En este momento, Manuel con lo bien que se estaba comportando suelta un comentario inapropiado:

- Pues yo creo que no pasaría nada, ese niño se queda sin hacer educación física y listo.

Inmediatamente Manuel recibe la visión de tres folios alzados con su nombre a lápiz. Él también me mira por si, con suerte, no me he dado cuenta. Agacha la cabeza dándose cuenta de que esa aportación era innecesaria puesto que no ha sido realizada correctamente y se corrige el mismo.

- Perdón, y gracias por la llamada de atención. Lo que quiero decir es que creo que ese niño no podría realizar la asignatura por sus limitaciones. Y puede que, si la realizase, nuestra clase no podría hacer las actividades que ahora hacemos.

Tengo que decir que, en el supuesto caso de que preguntas del estilo a la que realiza Cristina no saliesen durante el diálogo, las preguntas de andamiaje encaminarán al mismo para que sea una actividad efectiva. Ese es el cometido de las mismas.

Todos vuelven a pensar, se ha llevado a otro punto de vista la conversación y me encanta. Por eso mismo, decido participar un poco y lanzar varias preguntas de andamiaje:

- ¿Qué soluciones podríamos darle a esta situación?
- ¿Qué otras limitaciones puede encontrarse este alumno en su vida diaria?
- ¿Conocéis a alguien cercano con esta discapacidad? ¿Cómo creéis que puede sentirse cuando solo existen barreras a su alrededor?
- ¿Os gustaría tras lo comentado, vivir la experiencia de tener un alumno con discapacidad motora en el aula? ¿Por qué?






La dinámica de los folios ha funcionado sorprendentemente bien. Creo que el tema con el que he insertado esta técnica ha provocado que los alumnos estén más atentos al mismo y su sensibilidad al tratarlo. No han estado tan pendientes de quién escribe el nombre de quién.  Hay que tener cuidado con esto y en el momento en el que se excedan avisarlos de que no están realizándolo correctamente. Los niños son más capaces de lo que creemos. Me encantaría llevar a cabo una conversación así para aprender de ellos. Su inocencia, en la mayoría de las veces, nos genera nuevos puntos de vista que habíamos descartado desde un principio.

Finalmente, les comento para finalizar la actividad del diálogo que se pongan en grupos de cuatro personas en los que a uno de ellos les falte una o las dos extremidades. Este sería el juego de rol.  Deben mostrar a sus compañeros cómo sería una actividad cotidiana. Pretendo con esto, tras lo hablado en clase, que vean la realidad de estas situaciones y si sus aportaciones eran acordes a ella. Finalmente volveremos al modo asamblea para hacer una reflexión grupal sobre cada una de las actuaciones. En este punto lo que quiero es que, tras lo dialogado y experimentado con el juego de rol, los alumnos voluntariamente expresen cómo se ha sentido, qué les ha llamado la atención, qué consideran relevante… En definitiva, quiero saber qué han experimentado durante la clase de hoy.

En cuanto a la evaluación, considero que no debe haber una calificación cuantitativa, puesto que el objetivo que se persigue es que los niños desarrollen el interés y el gusto por hablar e interactuar. En ningún momento se buscará que esta actividad sea una carga académica más para el alumno, sino todo lo contrario; se buscará que el niño disfrute mientras participa. Por esto, mediante la observación y la anotación por parte del maestro sobre referencias o peculiaridades que consideremos relevantes, además de los intercambios orales que se produzcan en clase durante la dinámica, se llevará a cabo la evaluación. Estas evaluaciones, según su resultado, finalizarán con un apto o no apto junto a diversas observaciones y comentarios siempre enfocados a la mejora del alumno.
Para ello, dispondré de una rúbrica para evaluar a los alumnos de la siguiente manera:



Excelente

Bien

Regular

Poco

Respeta el turno de palabra de sus compañeros





Participa en el diálogo





Escucha activamente





Tiene un buen comportamiento en el aula





Realiza una actividad satisfactoria






























Además, al finalizar la actividad les pediré a los alumnos que rellenen esa misma rúbrica a modo de autoevaluación. Será, por tanto, de la siguiente manera:




Excelente

Bien

Regular

Poco

Respeto el turno de palabra de mis compañeros





Participo en el diálogo





Escucho activamente





Tengo un buen comportamiento en el aula





Realizo una actividad satisfactoria









Por último, en cuanto a mí, pondré por escrito los fallos que he ido observando y las mejoras que podrían realizarse para futuras sesiones. Además, me cuestionaré con preguntas del tipo:

Por último, en cuanto a mí, pondré por escrito los fallos que he ido observando y las mejoras que podrían realizarse para futuras sesiones. Además, me cuestionaré con preguntas del tipo:

  • ¿Ha sido apropiado el tema seleccionado?
  • ¿Han reaccionado bien los alumnos a la técnica del folio?
  • ¿El interés generado y participación, han sido adecuados?
  • ¿Qué me ha faltado en esta sesión? ¿De qué podría prescindir en la próxima?



Y así, reflexionar yo misma para ejecutar la próxima actividad mejor aún para un desarrollo correcto de mi alumnado en cuanto a la lengua oral.



Conclusión

La realización de esta actividad me ha motivado e incentivado bastante a querer mejorar este aspecto. En un primer momento seleccionar el tema, como ya me ha ocurrido varias veces con otras elecciones, me ha supuesto un gran esfuerzo. Siempre siento mucho miedo a no estar a la altura de mi alumnado. Seleccionar un tema supone conocerlos e intentar que no sea algo aburrido, la motivación en la educación es indispensable. Guiándome por mis prácticas, por mi experiencia personal y por lo que me ha movido por dentro, así ha sido el resultado.
Cuando era alumna nunca se trabajó el lenguaje oral en el aula. Es una carencia que aún me duele ya que me hubiese evitado cantidad de situaciones embarazosas. Mis alumnos no van a tener que pasar por eso, o por lo menos, tendrán estrategias asimiladas inconscientemente para llevarlas a cabo.

He decidido realizar la actividad como si me introdujese de lleno en mi futura aula puesto que es así como lo he sentido al leer la actividad. Me veía en el aula, con esos dos alumnos que son retos educativos para cualquier futuro maestro, y me veía aplicando lo aprendido en este tema. El hecho de diferenciar diálogo y debate me ha generado especial dificultad. En un principio, mi actividad parecía más un debate que un diálogo por lo que me decanté por reelaborarla y hacerla como es un diálogo, con los niños hablando, puesto que así se aprende a hablar, junto a la maestra mediando y la escuela escuchando, como bien dice Mari Carmen Díez.
He descubierto mediante esta actividad la dificultad de organizar una dinámica de este tipo y, además, de cómo solucionar problemas con alumnos como el que se nos exige en esta actividad. En cuanto a cómo trabajarlo he investigado y pedido opiniones. Aun así, ninguna me convencía. Sin embargo, no sé por qué me vino a la cabeza esta idea que consideré efectiva y que podía funcionar. Por tanto, he decidido realizar la técnica del folio puesto que, desde mi punto de vista, otorgar responsabilidad al alumnado siempre trae beneficios. Rompemos la barrera de alumno – maestro ya que no siempre es el docente el que regaña o corrige y, por otro lado, los alumnos son críticos y responsables. ¿No son aspectos necesarios para un futuro? ¿Y no es la educación, futuro? Desde mi firme opinión, por supuesto que sí.







BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:


  • Gesell, A., Ilg, F. L., Bates, L. Bullis, G. E. (1977) El niño de 10 a 16 años. (Edición revisada). España: Paidós.


  • Labajo, M. T. (n.d). Apuntes de didáctica de la lengua española, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es


  • Vilà, M. (2011). Seis criterios para enseñar lengua oral en la educación obligatoria, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es


  • Temas para la educación. (2011).  Revista digital para la enseñanza, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es


  • Jiménez, J. R. (2010) Evaluación de la competencia comunicativa, [en línea]. Centro Universitario La Salle. Disponible en: https://online.lasallecampus.es




5 comentarios:

  1. Hola Chio:

    La lectura de tu articulo me pareció muy constructiva. La idea de hacer que los propios alumnos regulen en cierta forma el diálogo es excelente. No solo responsabiliza a los alumnos, sino también le da mucha libertad de observación al maestro.

    Asimismo, mientras leía tu texto me sentí como si estuviera en el Colegio Salvador Dalí presenciando tu sesión del lunes por la mañana con el resto de la clase :)

    Algo que me gustó mucho también y que me parece fundamental para todos es la autoevaluación que te propones. Siempre es importante reflexionar sobre nuestras prácticas para que sean cada vez mejor. Gracias por las buenas ideas.

    Saludos

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  2. Hola Verónica :))

    Muchas gracias por leerte la entrada y por el comentario. Me alegra mucho que te haya gustado y puedas adquirir ideas para un futuro, para eso están los blogs :))

    Un saludo!!

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  3. Perfecto, Chio. Solo una cosita: la técnica del folio no puede distraer la actividad y los niños suelen perder la atención con mucha facilidad. Yo no la haría durante toda la sesión. Puedes explicarla al principio y ponerla en práctica a partir de la segunda mitad de la actividad, para que se les de la palabra a los que hayan participado menos.

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    1. De acuerdo, Irune :)).

      Tienes razón, la desventaja de esta técnica es que los alumnos pueden estar más pendientes del folio que del diálogo en sí. Por eso mismo, establecer tiempos para llevarla a cabo es lo idóneo. Tomo nota para posteriores modificaciones.

      Muchas gracias :)))!

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